Es una enfermedad de transmisión sexual que se transmite por contacto entre piel y piel o bien de una persona a otra, o entre mucosa y mucosa, la mucosa del pene y la vagina. Ese contacto facilita la transmisión. El uso del preservativo puede proteger pero no con una eficacia total porque la transmisión de piel a piel, de los genitales externos, también es posible y esto no se puede prevenir con el preservativo, aunque el uso de éste puede ayudar a disminuir la transmisión de esta infección.
El cáncer de cérvix no es una enfermedad hereditaria, lo que pasa que es frecuente y puede aparecer en más de un miembro de la familia. Se acordó que se incluiría la vacuna dentro del calendario vacunal, pero esto se refiere a las mujeres jóvenes antes de tener relaciones sexuales entre los 11 y 14 años. Todavía queda por definir cada Comunidad Autónoma a qué edad la va a admnistrar, en función de su calendario. Por encima de este grupo de edad, no está previsto que se administre la vacuna.
El papilomavirus es una familia de virus de los cuales se conocen más de 100 tipos que se diferencian entre sí por su composición y tienen efectos distintos. Unos son los que afectan a la piel del cuerpo y otros a los genitales. Son virus distintos. Dentro de los genitales, hay unos que dan lesiones que son las verrugas en genitales, y otros que tienen riesgo de transformarse en una lesión precancerosa y eventualmente progresar a cáncer.
Los estudios para determinar la presencia de papiloma en la sangre humana el suero no se usan, no hay pruebas validadas para uso clínico. Están dentro de estudios de investigación. No se puede saber si una persona es portadora o no del virus HPV.
La citología no es una técnica para detectar el virus sino los cambios que produce el virus en el cuello del útero. Para diagnosticar el virus hay otras pruebas. Si la lesión que ha producido el virus es pequeña se ha podido eliminar con la biopsia, lo cual no quiere decir que esté curada de la infección.
NO hay datos de estudios clínicos que permitan cuantificar la eficacia de la vacuna por encima de los 26 años, aunque sí tiene sentido. La mujer una vez vacunada se está previniendo de una infección y si la mujer ha tenido previamente la infección no va a curar y en este caso lo adecuado es hacer citologías para valorar la presencia de lesiones casadas por el virus.
- El papilomavirus no tiene tratamiento. Si lo tienen las lesiones que el virus produce y que pueden terminar en un cáncer pasando por estadíos anteriores. La evolución desde la infección por el virus hasta que aparece un cáncer pasa por cuatro estadios: primero el contagio de la infección (la mayoría de mujeres por encima del 80-90% van a curar espontáneamente esta infección); segundo, la persistencia o cronificación de esta infección que es la que condicionará el tercer estadio que es la aparición de lesiones precancerosas (en este punto la citología va a detectar las lesiones precancerosas y son las que se tratan por el medio que sea); y cuarto, algunas de ellas, un tercio o cuarta parte, puede evolucionar a cáncer si no se tratan. Todo este proceso, desde el contagio hasta el cáncer, lleva un tiempo largo que de media se calcula que son unos 20 años, lo que da opción a que, con el cribado citológico, tenga un buen control de la situación de la enfermedad. La idea fundamental es acudir periódicamente al ginecólogo. Hay que romper con la creencia de que la infección es igual a cáncer. Una comparación útil sería como jugar a la lotería, si no se juega (si no tiene el virus) no hay posibilidad de ganar (el cáncer) y si se juega (si se tiene el virus) se puede o no ganar (tener el cáncer).
- Si no se tienen relaciones sexuales no tiene que tomar ninguna precaución contra ese virus. Se sabe que entre mujeres lesbianas se transmite también el papilomavirus y puede producir cáncer de cuello de útero, porque el contagio se hará a partir del contacto de genitales externos y el virus se extiende por la mucosa de vagina hasta el cuello de útero que es donde encuentra las condiciones propicias para persistir y la persistencia es lo que condiciona el riesgo de infección.
- No hay predisposición genética y el riesgo viene del contacto sexual. La mujer que no tiene relaciones sexuales no tiene este riesgo.
- La vacuna actual es preventiva, no terapéutica. En todo caso, si la mujer había estado en contacto con el virus la vacuna le puede aumentar las defensas (su inmunidad aumentará 100 veces) y en el caso de una reinfección posterior la mujer estará protegida. Pero no tiene efecto sobre las posibles lesiones que haya podido desarrollar con la infección previa, que en todo caso se han de prevenir con un cribado citológico. El cribado es necesario porque la vacuna previene del 70% de los cánceres producidos por los tipos virales 16 y 18 que componen la vacuna. Además, se sabe que hay reacción cruzada sobre cánceres producidos por otros tipos. Es decir, la vacuna previene del 80-82% de todos los cánceres. Por este motivo hay que seguir controlándose por el ginecólogo a pesar de recibir la vacuna. Está en estudio una vacuna terapéutica, pero de momento todavía está en sus inicios.
- El hombre, efectivamente es transmisor de la enfermedad, pero el virus sólo le puede producir lesiones benignas en el pene (condilomas) y el cáncer es muy raro. El problema viene cuando hay una relación homosexual entre dos varones, ahí hay un incremento de los cánceres de ano, al igual que en la mujer aparece cáncer de cuello.
En el feto la presencia del virus HPV en la madre no produce ningún problema. Únicamente si en el momento del parto hay infección por papiloma, hay un riesgo muy bajo de que posteriormente en el niño aparezcan lesiones en la laringe, pero esto es rarísimo. Esto también se podría prevenir con la vacuna actual.
No hay relación entre el virus del papiloma humano y el herpes genital. Lo que ocurre es que las defensas locales, a nivel de cuello de útero y vagina, disminuyen si hay una coinfección por estos virus. Al haber dos infecciones pueden disminuir las defensas. El tabaco y las situaciones de disminución de la inmunidad, como la infección por el VIH, facilitan la persistencia de la infección por el virus del papiloma. En relación con el tabaco se sabe que disminuye las defensas de la mucosa de cuello de útero frente a la infección por el virus del papiloma. La nicotina bloquea que funcionen los mecanismos locales de defensa, la consecuencia es que la infección persiste y esto condiciona la lesión precancerosa. La mujer infectada y fumadora tiene un riesgo de dos a tres veces más de desarrollar cáncer que la no fumadora. En consecuencia, abandonar el hábito del tabaco es la primera medida que hay que hacer si se le detectan las lesiones.
- La extirpación de un trozo de cuello de la matriz que es la operación, llamada Conización, que se emplea cuando el cáncer ya existe pero está muy circunscrito a una pequeña área a veces puede dejar una cicatriz que dificulte quedarse la paciente embarazada y provocar si embarazo mayor riesgo de parto prematuro.
- Habitualmente la duración de la infección inicial se sabe que es entre seis meses y dos o tres años. Después de ese tiempo ya se puede considerar que la infección es persistente. Se sabe que existe una situación en el que el virus está latente y al envejecer se puede manifestar la presencia de este virus latente. Los mecanismos de esta latencia son pocos conocidos.
- La lesión a veces puede aparecer muy pronto, especialmente si hay cofactores de riesgo como el tabaco o la inmunosupresión por el VIH. Pero puede tardar unos tres años. Lo que ocurre es que cuando se detecta una infección por el papilomavirus con cambios citológicos se considera que es una infección de grado 1. Si se refiere a una lesión de alto grado, precancerosa (CIN II-CIN III), a los cinco años alrededor de un 15% desarrollarán esta lesión y a los 10 años un 20%. Las demás mujeres no desarrollarán lesiones. En el 60% de las mujeres jovenes (por debajo de los 22 años) habrá desaparecido al año la infección y a los tres años en el 90%. La idea es que en la mayoría de las ocasiones va a desaparecer la infección pero si no se hace, y no tiene controles ginecológicos, las consecuencias pueden ser muy graves.
- En el embarazo hay una cierta disminución de la inmunidad y podría ser posible. En principio si los PCRs y las técnicas de detección de virus se han negativizado, el riesgo de que produzca lesiones es prácticamente cero. El control de curación actual se recomienda realizar una citología, una colposcopia y una determinación del virus entre los seis y los 12 después de completado el tratamiento de la lesión que lo indicó. Si todos esos datos son negativos, se considera a la mujer curada y se le aconseja que siga los controles establecidos para el cribado citológico. Actualmente este cribado consiste en dos citologías iniciales antes de los 25 años, si ambas son negativas hay que repetir la citología cada tres años y seguir hsta los 65 años y si todo es negativo, fin del cribado. Además, se puede añadir una determinación de papilomavirus (una obtención de una muestra que se procesa por una técnica de biología molecular por PCR o captura híbrida, ésta está especialmente validada para esta utilidad) a partir de los 35 años. Si la citología y esta determinación son negativas, se aumenta la seguridad del cribado y se puede repetir ese cribado cada cinco años. En algunas comunidades, como en Cataluña, se hace esta prueba de determinación en varias situaciones: cuando hay una citología de resultado indeterminado (ASCU); para el control después del tratamiento de las lesiones epiteliales; y en personas que han estado mal cribadas (no se han hecho citología y tienen 40 años).
El virus HPV se transmite igual que en vagina a la mucosa bucal o de la faringe y puede producir lesiones a este nivel, aunque no son frecuentes. Puede originarse lesiones de tipo verrugas que tienen el riesgo de evolucionar también a cáncer si no se controlan, pero es muy bajo.
- Sí. La sensibilidad de la citología para detectar lesioens en España está alrededor del 75%-80%, este 25% que no se detecta se puede identificar por colposcopia. Pero si no se detecta en una citología en la siguiente seguramente se hará, ya hemos dicho que es un proceso de unos 20 años.
- Nunca hay síntomas de la infección por papilomavirus, lo que produce son cambios citológicos. Puede ser portadora y transmitirlo.
12 de junio, de 2009
29 de mayo, de 2009
15 de mayo, de 2009